Relaciones

Uno regresa con la misma gente una y otra vez en otras vidas. Tanto porque quieres estar con ellos, o porque se deba pagar un karma. Y uno hace un contrato para volver y hacerlo de nuevo.

No existe cosa tal como el infierno. Si no que uno se juzga a sí mismo.

Eso es parte de una revisión.
“Bueno, aprendiste esta lección. Estuviste bien. Ahora tendrás que regresar por esta parte que no hiciste bien y volver a tomar esa clase”.

Todo es una escuela, a fin de cuentas.

Así que uno es quién toma la decisión y habla con las otras almas con las que acabó de vivir.
“¿Sabes? No hicimos un muy buen trabajo la última vez. Volvamos y hagámoslo de nuevo. Esta vez serás tú el esposo y yo la esposa, o yo la madre y tú el hijo”.

He tenido pacientes que cuando mueren y dejan la vida, estando fuera del cuerpo miran atrás y dicen “Sólo era un juego. Sólo que cuando estaba adentro ¡parecía tan real! Pero ahora que estoy fuera lo veo con claridad”.

Uno es el actor, productor y director de su propia obra.

También es el guionista, pero el guión es escrito a medida que va pasando.
(Libre albedrío).

Por eso uno puede cambiarlo cada vez que desee. Es su obra, su ilusión, y uno está en el medio de todo escribiéndola.

La persona que te dio más problemas en esta vida, aquella que no podías soportar y era tu peor enemiga, suele ser tu mejor amigo en el otro lado antes de entrar al cuerpo.
Te diría: “Está Bien. Yo interpretaré al villano esta vez. Creo que será un buen papel para hacer”.

Todo está instalado para enseñarte la lección.

Aldana Casal

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